La creación de los platos. Táctica y estrategia

Baobab. La creación de platos

Explica Mario Benedetti en uno de sus poemas la diferencia entre táctica y estrategia: “Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible […] Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple. Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites”.

Cuentan los científicos que han investigado las conexiones cerebrales que una emoción en mayúsculas como el AMOR puede explicarse en una fórmula química. Y ahí lo dejan: dopamina, feniletilamina y oxitocina. Esas hormonas, las endorfinas, son las culpables de las mariposas en la tripa.

¿Y qué hay de la comida? Pues también: química y emoción.

¿Algo de alquímia, quizás? En los platos, hay que encontrar un equilibrio: el balance entre ácido y graso y entre dulce y salado debe ser equitativo. Todos deben estar presentes en su punto justo. En Baobab, para esta primavera, uno de los protagonistas es el espárrago. Tiene un toque amargo y por eso hay que cocerlo con una pizca de azúcar. En cocina prueban a prepararlos con una vinagreta de encurtidos. El punto graso se lo va a dar una mayonesa de piñones y el toque dulce las fresas. Pero no sólo se trata de esa fórmula casi química. También están las texturas. En la carta siempre hay un arroz. La sensación melosa del arroz con la leche de coco y el curry verde contrasta con el crujiente de parmesano y se complementa con la textura del coco joven encebollado. Tres texturas. Como una fórmula matemática. Únicamente falta el valor nutricional de cada plato. Hay que incluir hidratos de carbono, vitaminas, proteínas… Y también hay que encontrar el punto de equilibrio para que en la carta haya un poco de todo.

Pero… y entonces, ¿todo se reduce a eso? ¿A química? ¿A fórmulas matemáticas? En cocina hay ¿científicos o creadores? ¿médicos nutricionistas o poetas? ¿doctores en química o compositores de sinfonías?

Los científicos enumeran hormonas y la gente se enamora. Siente el pálpito acelerado del corazón.

¿Seran las endorfinas o es esa mirada sonriente que me alborota las neuronas?

En la cocina de Baobab podemos hablar de combinación de texturas y de equilibrio de sabores, de calorías y de valor nutricional, de nuevas técnicas de cocción y del horneado al vacío. Pero nuestra receta preferida incluye: placer, emoción y alegría. Es nuestra misión. El amor será pura química, pero a nosotros, más que entenderlo o definirlo, nos interesa, sobretodo, sentirlo. Bien adentro. Como el sabor.

Cerrar los ojos y dejar que la sinfonía invada el paladar despertando todos los sentidos. Es nuestra misión. Es lo que lanzamos al mundo a través de nuestros platos. Si conseguimos que vivas en nuestras mesas esa experiencia; que te sientas a gusto, conseguiremos que salgas a la calle y continúes transmitiendo esa energía. Como una cadena. Como el efecto mariposa.

En la mesa se comparte un trozo de vida y nuestro anhelo es darte de comer. Con la explosión de sabores, con la combinación de colores, con el aroma de los ingredientes mezclados cual pócima mágica, queremos alimentar tus ganas de sentir el mundo. De vivirlo. Es nuestro impulso.

La energía sutil que nos lleva a participar en el placer, la emoción y la alegría con pequeñas pero poderosas dosis. Como gotas de agua que van cayendo una y otra vez para que crezca la siembra.

Al final, es eso; táctica y estrategia. Nuestra táctica es darte de comer, hacer platos ricos para que los disfrutes.

Nuestra táctica es buscar ingredientes sorprendentes y combinarlos para que cada plato sea un festival para tus sentidos. Nuestra estrategia es en cambio más profunda y más simple: nuestra estrategia es que un día, no sabemos cómo ni con qué pretexto, salgas de Baobab un poco más feliz.

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