Un domingo soleado cualquiera

Restaurante Baobab - Menú de junio de 2018

Un domingo soleado cualquiera, un poco antes del mediodía, las calles de nuestra ciudad se llenan de paseantes, las terrazas son ocupadas por familias y grupos de amigos reunidos en torno a un buen vermú, las pastelerías despachan dulces, y de las iglesias vemos salir a los feligreses que se saludan o despiden.

Algunas compañías de teatro para niños cuelgan sus carteles invitándoles a disfrutar de su última puesta en escena.

Un flujo discreto pero persistente de familias con niños confluyen en un punto como atraídas por un invisible flautista de Hamelín.

Tal vez en otro teatro encontremos un grupo de marionetas o de actores-titiriteros que nos sonríen al entrar, y nos saludan al final del espectáculo, después de habernos transportado en globo o conducido por una mina en un vagón de colores vibrantes.

Lo que al principio es un bullicio poco a poco se transforma en un silencio que toma el teatro, en caras expresivas, con ojos abiertos y la mirada fija en el escenario.

Es la magia de la ciudad que vibra al ritmo de la cultura a veces tímida de nuestra ciudad. Es la magia de los adultos, padres y madres que acompañan a sus hijos enseñándoles los increíbles sabores que tiene el arte.

Sean todos bienvenidos.

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