No te olvides de decir,
aunque sea muy bajito,
ahora que todavía corre sangre
por tus venas; te amo.
¡Te amo tanto!
Sumidos en el ruido del mundo,
ya no recordamos el final de la película.
Cuando se apagan las luces
y se baja el telón.
No te olvides de decir
te amo.
Y no hablo de fuegos artificiales,
ni pasión incandescente,
ni hasta que la muerte nos ampare.
Solo digo,
no te olvides de intentar
a tu manera ser libre.
Y admitir que igual
no todo fue culpa tuya.
Y que no es pecado tener miedo.
Te amo tanto.
Despidiendo el invierno.
A su noche y a su frío.
Te amo tanto.
Como una plegaria pagana.
Una invocación a la fuente.
Profundo escalofrío.
Te amo tanto.
Sumidos de nuevo
en el ruido del mundo.
Intentando
a nuestra manera ser libres.
Buen provecho.
Texto aparecido en el Menú de Hoy de Marzo de 2017.