La conversación que esperaba en la mesa

Carta de otoño 2018

Era paciente. Muy paciente. Se había acostumbrado a esperar, sin desesperarse, a que alguien la escogiera. Muchas veces nadie le hacía caso, pero ella continuaba en su sitio, sin despeinarse, a la espera de un mejor momento para aparecer y ser el centro de atención. Le gustaba animar el cotarro, generar polémica, dar pie a nuevas ideas, argumentos originales y ofrecer caminos inexplorados del pensamiento.

Ella quería estar en el centro de la mesa, en medio de todas las miradas, en el meollo de todo, convenciendo a las palabras de sumarse a la reunión. Pero tenía que reconocer que, a veces, sólo a veces, era la causante de enfados, rupturas, distanciamientos, silencios e incluso agresiones. No es que fuera culpa suya, no. Ella simplemente adora salir a escena y lucirse, pero no controla el desarrollo de su función. Y la improvisación tiene estas cosas. Que pierdes el control. Mientras te manejas con materia gris y con corazones inteligentes, todo va bien. Pero a la que te cruzas con vísceras y con estómagos que salen por la boca, te arriesgas a arruinarlo todo.

Lo asumía. Y pese a todo, adoraba los días de entonaciones apasionadas, interrupciones ocurrentes, chistes, ideas locas que no acababan de hacerse realidad pero que podrían arreglar el mundo, los susurros sugerentes, las explicaciones pedagógicas e incluso los monólogos que no llegan a ningún oído. Porque todo eso era ella. Y se sentía viva cuando alguien la sacaba a colación, cuando surgía de repente, cuando irrumpía en el silencio incómodo y salvaba a sus participantes -cual princesa subida a su unicornio- del aburrimiento.

Ella, la conversación, esperaba cada mañana, cada mediodía y cada noche en las mesas del restaurante a que llegara el momento de su aparición estelar.

Se entrenaba, incansable, para contagiar, para inspirar, para ocurrir. Observaba como todo a su alrededor se preparaba para conquistar ese momento mágico. Oía los trastos en la cocina, llegaba a sentir la dedicación amorosa que ponían en la preparación de cada receta, el tiempo que pasaban elaborando platos que luego llegarían a su mesa.

Conocía las sonrisas de la gente que los ofrecía, que los recomendaba, que colocaba los cubiertos, las servilletas, los manteles en su sitio y creaba el ambiente idóneo para saborearlo todo. Si tenía la ocasión, acompañaba a la gente desde la entrada, junto con camareros y camareras que ponían el punto justo de ternura y de educación para ofrecer a cada comensal lo que de verdad quería.

Y cuando por fin, todo el mundo sentado a la mesa, las copas llenas, las sonrisas puestas, los platos servidos y los brindis hechos, llegaba el momento, aparecía ella. La conversación. Atractiva, interesante, irresistible, imparable.

Se dejaba caer para que alguien recogiera su guante y empezara el juego. No tenía recetas fijas, ni podría escribir un folleto de instrucciones para hacer de una comida, una cena o un desayuno alrededor de una mesa un momento memorable. Pero sabía distinguir cuándo la gente era feliz a su alrededor. Incluso, humilde, era capaz de saborear los silencios de la confianza, esa complicidad que no necesita de palabras, ese juego que sólo llegan a jugar las personas valientes que no temen quedarse sin frases que les escuden o les tapen su desnudez.

Y por eso, porque no hay guías milagrosas, pero sí hay momentos mágicos cuándo los astros se alinean para combinar buenos alimentos, buen ambiente y buena conversación, ella -la conversación- no quiere quedarse fuera.

Y por eso, la hemos incluido en la carta. Como a nosotros, le gusta jugar. Así que nos invita a lanzar el dado y a ver qué menú de conversación toca hoy. A escoger entre 4 entrantes, 4 principales y 4 postres.

O, si los y las comensales lo prefieren, sean libres y jueguen con cualquiera de los menús. Sin dado. Sin red. ¡A por ella! ¡A por la conversación que completa el momento inolvidable que nos gusta ofrecer en nuestras mesas! Con palabras o con silencios. Pero viviéndolo intensamente.

Buen provecho y buena conversación.

1. Surrealistas

sobre lo absurdo y no tanto

Entrantes

  • Vaca o césped.
  • Nocturnidad o alevosía.
  • Susto o muerte.
  • Monta o tanto.

Principales

  • Comerse el coco: ¿hambre o masoquismo?
  • Y puede saberse… ¿quién mató al tiempo?
  • ¿Qué comen el hambre y las ganas de comer cuando se juntan? ¿Saborean algo?
  • Cierto desconcierto en el concierto; ¿nos concierne el concertista? ¿O nos da igual?

Postres

  • Cómo tener don de gentes siendo
    un don nadie.
  • Cómo sobrevivió el gusano en el tatín
    de manzana.
  • A completar: el … unido, jamás
    será vencido.

2. Comprometidas

de tercer grado para confesar

Entrantes

  • Con la luz encendida o apagada.
  • Dulce o salao.
  • Desde el principio o por el final.
  • Madrugas o te madrugan.

Principales

  • Trenes perdidos y trenes que
    esperamos coger.
  • ¿Da más vergüenza el miedo o da más miedo la vergüenza? Cosas que nos atemorizan y nos avergüenzan.
  • Qué resulta más tabú: ¿el sexo o la muerte?
  • ¿Cuánto vales?

Postres

  • Mi primera vez en un desmadre.
  • Antes de morir quiero…
  • Un mundo de opciones al apagar
    el despertador.
  • Si sólo pudiera escuchar una canción
    más, sería…

3. Para bucear en lo más hondo

con o sin oxígeno

Entrantes

  • Liebre o tortuga.
  • Forma o fondo.
  • Imágenes o palabras.
  • A los ojos o de reojo.

Principales

  • Entre la pena y la nada, ¿toca escoger?
    Fórmulas para encontrar la tercera vía.
  • Mirar siempre el lado brillante de la vida ¿puede cegar?
  • El postureo y los símbolos. ¿Expresión íntima de la personalidad o gestualidad vacía? Consecuencias en la vida cotidiana, en la política y en los negocios de chapas y camisetas.
  • Si siempre dices la verdad ¿vale confesar
    que has mentido?

Postres

  • Mi primera fantasía.
  • Completa la frase cantando:
    “Yo para ser feliz quiero… “
  • Cosas que cuesta perdonar.
  • ¿Te gusta jugar?

4. Para pasar de puntillas

hablar por hablar

Entrantes

  • Olas o cimas.
  • Tele o radio.
  • Positivo o negativo.
  • Facebook o Twitter (o Insta?).

Principales

  • Hablar del tiempo ¿es lo mismo que discutir sobre el cambio climático?
  • Paso de leer el horóscopo en el periódico. Pero… ¿qué signo eres? ¿Y qué animal
    del horóscopo chino?
  • Política: ¿la haces o te la hacen?
  • Nunca digas de este tatuaje no beberé.

Postres

  • Mi primera vez en un concierto.
  • Me pasaría una noche entera viendo
    capítulos de…
  • Sueños recurrentes. Propios o ajenos.
  • Temas tratables en una conversación
    de ascensor. Propuestas y consejos
    para ser versátil.

5. Para arreglar el mundo

sin prisa pero sin pausa

Entrantes

  • Norte o Sur.
  • Por activa o por pasiva.
  • Nostalgia o memoria.
  • Príncipe o mendigo.

Principales

  • Razones razonables para explicar por qué a quienes mueven los hilos nunca se les enredan.
  • Práctica de la solidaridad: ayudar a un vecino sin condiciones o cuestionar sus necesidades.
  • ¿Puede considerarse real lo que pasa en las redes sociales? Argumentos para defender (o no) la comunicación que no se puede tocar ni respirar.
  • Análisis de por qué la objetividad es objetivamente imposible. Ejemplos prácticos (véase periodismo, justicia, relaciones personales
    o arbitrajes futbolísticos).

Postres

  • Mi primera manifestación.
  • Completa (en modo libre) la estrofa: “Sólo le pido a Dios, que … no me sea indiferente”.
  • ¿No dejan los tontos de ser tontos si les
    gustan los lápices?
  • Superpoderes que conseguirían salvar al mundo.

6. Creativas

para resolver los grandes dilemas  de la humanidad

Entrantes

  • Realidad o realeza.
  • Salvarse o morir.
  • Pies o manos.
  • Utebo o Nueva York.

Principales

  • Cómo conseguir que en lugar de contar
    los días, los días cuenten.
  • Un meteorito destruye mañana la humanidad. ¿Buena o mala noticia?
  • Teorías sobre los sonidos del silencio: ¿Cómo suena un árbol al caer si nadie lo escucha? ¿Y el rayo que lo parte… lleva trueno?
  • En una carrera de mentirosos y cojos, ¿quién decide qué es verdad? ¿El periodista de deportes?

Postres

  • Todo el mundo es güeno. Y punto.
  • Prohibiciones prohibidas.
  • ¿Eres diferente si marcas la diferencia
    como el resto?
  • Mejor villano conocido que héroe por conocer.

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